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Es sábado, y has quedado para desayunar con una amiga. Más o menos sobre las 10 h. Ni muy tarde ni muy temprano.
Podrías decirme: “¿Qué dices Xavi? Pero si he quedado con un amigo, no amiga. Y es a las 12 h, que las 10 es mu pronto”.
Mi respuesta: “Me da igual, es mi historia, así que a las 10 h y con una amiga. Y se llamará Remedios.”
Seguimos.
Llevas sin ver a Remedios unos meses, porque vuestras agendas no coincidían.
Tú tienes tus cosas, y Remedios tiene las suyas. Ya no tenéis 20 años y el tiempo de ocio es limitado.
Tu vida estos meses ha sido tranquila, sin sobresaltos.
Tu tiempo se ha ido en hacer cosas de la casa, ir a comprar, quedar con amigas y amigos, ir al cine a ver “La ballena (The Whale)”, leer algo de Brandon Sanderson, trabajar, ver series en Netflix, HBO o alguna de las otras plataformas de Streaming que tienes, y descansar el resto del tiempo.
Eso sí, lo que más has hecho es trabajar.
Mientras ibas pensando en esto, has llegado a la cafetería donde habéis quedado.
Remedios ya está allí, esperándote.
Os abrazáis un rato, y os preguntáis un “qué tal” que nadie sabe responder en un tuit sin omitir información o mentir.
Así que no os respondéis, pero seguís con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Quién no se alegra de ver a un amigo o amiga con quien antes quedabas cada semana, y ahora solo ves cada 2 o 3 meses?
Os pasáis horas hablando.
Remedios te cuenta que lo ha dejado con su pareja, que se plantea irse a vivir fuera, que está formándose en 3 cosas distintas a la vez y muchas otras cosas nuevas que está haciendo. Está cambiando su vida por completo, y también te recomienda el último libro que le ha hecho ver la vida con otros ojos.
Vaya, que todo la lleva a decirte lo mucho que ha salido de la zona de confort en estos últimos años.
Y tú le cuentas tu día a día, cosas del trabajo, y como mucho alguna anécdota. Poca cosa.
Si lo comparas, parece que no has hecho nada, que estás en tu zona de confort, y que tu amiga no para de crecer como persona, profesional, o ambas.
Qué diferencia 😲
Y entonces Remedios te dice:
“Ay, creo que tendrías que salir más de tu zona de confort, ¡te iría superbien!”
Verás, soy como Remedios en la mayoría de cosas.
¿En lo de acabar dejar a la pareja y vivir fuera? No.
Tampoco en lo de recomendarte que salgas de tu zona de confort.
Haz lo que quieras. Es tu vida.
Y también te digo: seguramente sí que sales de tu zona de confort, pero no de una forma estereotípica. Cambiar de supermercado, apuntarte al gimnasio, o probar cerveza sin alcohol también es salir de tu zona de confort… Pero bueno, esto lo dejo para otro día.
A todo esto, te cuelo aquí como define el ChatGPT la zona de confort:
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Volviendo a mi libro: Soy alguien que sale mucho (muchísimo) de su zona de confort.
Cuando quedo con alguien acostumbro a explicar mis excursiones, pero hay algo que digo poco, y que es aún más importante:
Tengo una zona de confort a la que me encanta volver.
Y volviendo, la expando.
Y te diré más.
Si no tienes una zona de confort, no tienes nada que expandir.
Voy a intentar explicártelo sin ser caótico.
En todas partes escucharás que “Salir de la zona de confort” tiene como principal beneficio que amplías tu zona de confort, y cada vez hay más cosas que están dentro de la zona de confort que fuera.
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El tema es que tú, al salir, puedes ir tan lejos como quieras y puedas.
Puedes irte y no volver en unos meses.
Puedes salir de la zona de confort este fin de semana
Puedes salir solo unas horitas.
Y luego volver.
Pero, ¿Qué pasa si no vuelves en años?
Mientras piensas, dos aclaraciones:
- Viajar mucho no implica salir de la zona de confort.
- La familia no tiene por qué ser tu zona de confort.
Lo que pasa cuando no vuelves es que la zona de confort ya no es de confort, porque ya es extraña para ti.
Si te olvidas de lo que hay dentro del rectángulo azul, el borde azul se diluye, y ya no hay un “dentro”.
Es decir, que la tienes que volver a montar, a riesgo de perder el norte (por decirlo superficialmente).
Como te he dicho, estoy acostumbrado a salir de mi zona de confort, de ser un “novato” constantemente, de sentirme inútil, de probar cosas y de equivocarme.
Pero siempre tengo algo que me mantiene a caballo de salir y mantenerme dentro de la zona:
- Tener Personas Canario: personas que te den un toque cuando te desvíes de lo que realmente quieres.
- Valorar la zona de confort y su importancia.
- No aceptar “El abrazo del sofá”, que anula cualquier idea de salir a explorar.
- Dejar el ego (y orgullo) a un lado.
- Mirarme desde fuera como, si no fuese yo al que miro, y opinar sobre lo que veo.
Lo dejamos aquí.
Gracias por leer mis textos. No sé a ti, pero a mí me van bien para ordenar las ideas, aunque, de esto, hablaré el próximo sábado.
¡Nos vemos!
Pd. Hablando de perder el norte, ¿Alguien me explica la subida de precio en los supermercados? Que sí, que hay inflación y lo que tú quieras, pero mi cesta de la compra ha subido más un 30% en el último año, no un 8-16% como dicen.
Pd2. Hoy no te pido que te suscribas. Ya otro día 🙂. Eso si, te recomiendo un libro: El hombre en busca de sentido (Viktor Frankl)