
Te quiero confesar algo.
Seguramente a ti te ha pasado con mil cosas, como las clases de idiomas, los cursos online, el gimnasio, las amistades, el trabajo, …
En este caso, la confesión tiene que ver con este blog.

Más de una y de dos veces me he desbordado de trabajo, agotado.
Hay semanas, como esa en la que escribí este artículo, que son una locura, y no tengo ni tiempo ni ganas de escribir, por mucho que me guste el tema y sepa cómo quiero enfocarlo.
Con esta situación, lo normal es que no escriba, pero además, hay otro pensamiento intrusivo que resuena en mi cabeza:
¿Qué tal si dejas de escribir artículos? No solo esta semana, sino parasiempre.
Aquí me viene otro pensamiento intrusivo, un poco más bueno, con la vocecita de Ángel Martín:
Si estás en un momento jodido, no tomes decisiones importantes. Es el peor momento para tomar decisiones. Aguanta el chaparrón y, cuando estés bien, mira qué hacer con tu vida.
Ángel Martín
Tenéis más frases de otra gente que valen oro en este artículo. (También hablo de renfe, pero eso es otro tema)
Toma de decisiones deficiente
Creo que los seres humanos estamos un poco mal hechos.
Vale que tenemos nuestro punto de inteligencia (no todos los humanos), y hacemos cosas impresionantes, tanto buenas como malas, pero joder…

Dime si no te jode que nuestra cabeza haga las siguientes cosas:
- Si hay algo que nos va a provocar sufrimiento en el futuro, la importancia que tiene depende de lo lejos que esté. Cuanto más lejos, menos importante.
- Si nos duele algo, físico o mental, lo tapamos con alc0hol, dr0gas, relativismo, o lo que sea que funcione para olvidar que nos duele.
- Nos gusta poco sufrir, mejor un estímulo positivo sin sentido, que un sufrimiento que pueda traernos algo aún más positivo en el futuro.
- Mandarlo todo a la mierda nos da una satisfacción momentánea que es adictiva.
Que sí, que hay gente que lo trabaja y no le pasa todo esto, pero de base, sin trabajo y reflexión, estamos mal hechos.
Y con la toma de decisiones nos pasa lo mismo.
En el caso de la confesión de antes.
Estando en buenas condiciones físicas y mentales, decidí comenzar este blog.
Consideré que aportaba:
- Una forma de trabajar mi constancia
- Un espacio donde dejar por escrito lo que pienso, sabiendo que lo puede leer otra gente
- La posibilidad de revisar mis pensamientos pasados y ver si siguen actualizados
- Una forma de mejorar mi escritura, porque solo escribiendo se mejora la escritura.
- Un motivo de conversación con los amigos que me leen, lo que enriquece mi mundo.
Entonces, ponte un momento en mi lugar/cabeza, y yo me pongo en el tuyo.
¿Ya está hecho el cambio?
Ahora, te pregunto lo siguiente, Xavi: Si tienes un pico de trabajo, un momento de bajón personal, o cualquier otra circunstancia que no te permite pensar como piensas normalmente, ¿Qué te hace pensar que ese momento es el mejor para tomar la decisión de cambiar algo?
Ahora es cuando tú, como Xavi, me puedes decir: “Ya claro, eso está muy bien, pero la realidad es que sigo estando desbordado y escribir no es lo que necesito ahora”.
Pues sí, joder, eso se entiende.
Lo que digo es que no tomes decisiones absolutistas como dejar de escribir parasiempre.
Páralo temporalmente hasta que salgas del pico de trabajo o situación de mierda en la que estés.
Luego, piensa qué puedes hacer para que no te suponga un estrés adicional en el futuro, y no tengas que dejarlo.
Por ejemplo:
- Escribe cada 15 días en vez de semanalmente
- Ten artículos escritos en la recámara, o con varias semanas de anticipación
- Cambia el día que publicas si te resulta incómodo
- <otras cosas>
Ahora vuelve a tu lugar/cabeza, y yo al mío, que estamos acabando.
Consejos doy que para mí no (siempre) tengo
Hay tres pensamientos que son bastante útiles para cuando enfrentes una toma de decisión (siempre en momentos buenos, no en la mierda).
Yo los intento aplicar, pero no siempre puedo.
Aquí van los consejos.
El primero: Ahora vale, pero… ¿Y pasado mañana?
Plantéate, con cualquier situación en la que tengas que decidir si cambias algo o no, si el cambio lo puedes sostener en el tiempo.
No ahora que estás en modo optimista o modo superhéroe que puede con todo.
Después, cuando seas una persona normal y corriente.
Por ejemplo, hubo un tiempo en que podía escribir cada semana, por la motivación del principio.
Luego fue difícil de sostener.
Si lo hubiera pensado, ya habría comenzado publicando cada 15 días.
El segundo: Poner límites está bien, si son necesarios.
Plantéate si estás siendo muy restrictivo con las opciones que hay, y si le estás dando un peso muy importante a cosas que no lo son tanto.
Relaja tus opiniones.

Relativiza.
Igual que nada es tan urgente, nada es tan necesario.
Por ejemplo, en mi caso, no es tan necesario mantener el horario de publicación a las 5 AM.
Puedo cambiarlo y nadie se va a enterar, ni le va a molestar.
Otro ejemplo, si los artículos son de 800 palabras en vez de 1200, pues tampoco pasa nada, no se trata de forzar algo, sino de que salga como sea más natural.
El tercero: Cambia sin miedo, que a la gente le da igual.
A veces al tomar decisiones nos invade “el qué dirán”. Si cambias algo, igual alguien te comenta. Sea tu peinado, el gimnasio, el supermercado donde compras, o tu forma de vestir.
Sinceramente, a nadie le importa.
Entiéndeme, no es que TÚ no le importes a nadie, sino que los cambios que hagas no son importantes para el resto, a no ser que les perjudiquen. O que te perjudiquen a ti.
Ojo con lo de “que te perjudiquen a ti”, que es muy subjetivo.
Porque las personas de tu alrededor pueden opinar sobre una decisión que tomes, simplemente por hablar de algo, o porque, bajo su punto de vista, es una mala decisión, pero eso no quiere decir que lo sea.
Y si lo es, ya te darás cuenta y volverás a cambiar.
Por ejemplo, en el blog he ido cambiando hora y día de publicación, temática, forma de escribir, … Y he recibido comentarios, claro, pero no he deshecho cambios porque me lo digan, sino porque he llegado a la conclusión de que tenía que hacerlo.
Igual que he llegado a la conclusión de que tengo que acabar ya este artículo, porque no tengo nada más que decirte 🙂.
¡Nos vemos!
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