
Hace dos años me compré unos auriculares inalámbricos de la marca Xiaomi. Como me iban mal para correr, me compré los de la marca OnePlus.
Me salieron baratos, pero no porque lo sean (valían 99 €), o por una superoferta (me costaron 72 €), sino por el valor que tienen para mí.
El agarre es bueno, la calidad del sonido está bien y la cancelación de ruido es tremenda.
Lo de que me salieron baratos lo digo yo, pero hay dos personas que piensan que son muy caros.
La primera persona, vamos a llamarla Petra, cree que hay otros que cuestan menos y que hacen lo mismo. Ella no gastaría más de 50 euros.
La forma de pensar de Petra es la más común. El precio, el precio, mira el precio.
La segunda persona, a la que llamaremos Pascual, piensa que son caros porque la calidad del sonido no es tan buena, y la cancelación de ruido es artificial.
La lógica de Pascual, sin embargo, es un poco distinta. Te cuento.
Pascual cree que, para disfrutar de la música de verdad, el formato debe ser de alta calidad, y tiene que escucharse desde unos auriculares que estén a su nivel.
Como los auriculares del estilo de los míos eran demasiado caros para lo que ofrecían, Pascual buscó unos más baratos, es decir, que le ofreciesen lo que él necesitaba, y se gastó más de 280 euros. Son similares a los míos, con gomas de estas que se meten dentro de la oreja, pero con cable, nada de bluetooth.
Espera, espera.
“¿280 euros por unos auriculares de este tipo, y no son ni bluetooth? ¿Estás loco?” — Le pregunté.
Él dio un trago de cerveza (estábamos en unas fiestas de barrio), sonrió, sacó los auriculares y me los pasó mientras los conectaba al adaptador que tenía para su móvil.
Me los puse. La parte que va dentro de la oreja era más como un tapón para dormir que una goma, e inmediatamente después de ponérmelos noté como la música de la fiesta se escuchaba un poco menos.
Pascual paró de hacer scroll en el móvil. Había encontrado una canción perfecta para la prueba. Rock en formato de audio FLAC. Me miró como diciéndome: “¿Listo?”, afirmé con la cabeza, y con una expresión escéptica.
Entonces le dio al play.
(Aclaración: Solo me había tomado una cerveza, así que lo que viene a continuación es tal cual cómo lo viví, sin distorsiones provocadas por el alcohol.)
Cuando comenzó a sonar la canción (Come as You Are – Nirvana), en un parpadeo dejé de escuchar la música de la fiesta y me teletransporté.
Aquello era como estar en una sala de conciertos, a solas, sin ruido ni nada que te perturbe. Estás en el punto óptimo de la sala para escuchar la música, sientes cada vibración, cada agudo, cada grave. Hasta aquel rastro que deja un instrumento al tocar una nota o tocar una pieza de la batería. Tus oídos escuchan el sonido que les queda más cerca, no lo mismo, no por igual, sino aquello que está más cerca de su lado.
Pasados 2 minutos, me los quité, y volví a escuchar la música de la fiesta.
Después de eso, entendí que la posibilidad de vivir eso desde la comodidad del sofá, la cama, el tren, o cualquier otro lugar, por 280 € podía ser muy atractivo para quien lo disfrute.
Para mí, sigue siendo caro, pero entiendo que para Pascual sea barato.
Y en cuanto a Petra, cuando le conté sobre los auriculares de Pascual, se puso blanca y entró en shock 😅
Venga, lo iremos dejando aquí, que tendrás cosas que hacer.
Ah!, y como no creo que esté descubriéndote nada que no sepas, me ahorro la reflexión final 🙂
¡Nos vemos!
Pd. Si quieres que te avise cuando publique, puedes suscribirte a xgonzalez.com
Pd2. En este caso, ¿Com quién te identificas, con Petra o Pascual ?
La media entre Petra y Pascual