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⚠ Aviso importante: Este artículo contiene palabras ambiguas e incorrectas relacionadas con la fontanería, la albañilería y similares. Disculpen las molestias
Los protagonistas de este artículo son 3 personas. Bueno, y los vecinos de abajo, los afectados.
Al lío.
Estábamos el otro día cocinando algo para cenar, y nos picó el vecino de abajo.
—Oye, que tengo agua entrándome por la galería interna del baño, directamente en la ducha. ¿Puedo mirar si viene de tu baño o de más arriba?— Nos dijo, de forma muy correcta.
Entró y fuimos al baño. Entonces se metió en el plato de ducha y abrió una puertecilla, forzando los pestillos oxidados, que daba a la galería interna.
Nunca había visto el interior, ni sabía nada de las tuberías que había. Como veis, mi ignorancia no es falsa humildad, es real.
Y sí, se cumplió el peor pronóstico. Si nos duchábamos, duchábamos a los vecinos. Y, de regalo, vimos que teníamos humedades en la habitación que compartía pared con la ducha.
Llamamos al seguro. No se si habréis llamado nunca a la aseguradora, pero es una llamada que haces con cierto nerviosismo. Sabes que tienes un problema que deberían cubrir (siniestro, lo llaman), y sabes que la próxima semana llamarás más a ese teléfono que al de tu madre. Lo que no sabes es cuántas veces llamarás, ni si te cubrirán el siniestro.
Bueno, llamamos y nos dijeron que vendría el fontanero en 2 días, que antes no podía. Nada, 2 días duchándonos en el gimnasio, tampoco era un drama. Y, de momento, parecía que lo cubrían.
Aquí entra el primer protagonista. El fontanero del seguro. La última milla del servicio. Vamos a llamarlo el fontanero velocista.
Fue todo muy rápido y confuso. Para ponerte en situación, lee la siguiente frase muy muy rápido, sin pensar:
Llamó a la puerta, entró rápido a casa y fue directo al baño. Nos dijo que el desagüe estaba estropeado, que rompería un azulejo para quitarlo y poner uno nuevo. El seguro lo cubre. Salió del baño y se fue rápido por la puerta de casa. Se giró un momento y nos dijo «ahora vuelvo» y se fue.
Respira. Cuenta hasta 5 tranquilamente.
El fontanero velocista volvió en 5 minutos. Así que volvió la velocidad y la confusión. Recuerda leerlo muy muy rápido.
Llamó a la puerta, entró rápido a casa y fue directo al baño. Escuchamos un golpe seco y un azulejo rompiéndose. Trasteó un poco, y salió del baño con la pieza del desagüe que estaba estropeada. Mientas recogía nos dijo: «¿veis? está rota». Mis ojos no fueron capaces de ver lo que significaba rota. «¿Entonces, ya está, nos podemos duchar? ¿Y el azulejo roto? ¿Y las humedades?» pregunté todo lo rápido que pude. Su respuesta: «Lo del azulejo, el seguro os llamará, y os podéis duchar». «¿Y las humedades?» volví a preguntar. Me indicó que lo acompañase rápido al baño y me dijo que había un hueco pequeño entre dos azulejos y que eso hacia que el agua filtrase. No me dio tiempo a responderle que eso era absurdo, salió, cogió su bolsa y se fue.
Al cerrar la puerta, volvió la velocidad normal a nuestras vidas.
Nuestro primer protagonista resolvió el problema. Y en poco tiempo. Pero generó dudas tan grandes como el boquete que quedaba donde antes había un azulejo.
Bueno, pusimos un cartón en el boquete y llamamos de nuevo al seguro y preguntamos sobre cuándo vendrían a poner el azulejo y arreglar las humedades.
Nuestro segundo protagonista vino a los 2 días. Podríamos llamarlo el paleta simpático.
Este vino, con más calma.
Le dimos el azulejo que encajaba (teníamos unos de recambio), y se puso a trabajar. Nos dijo que el agujerito que había en la ducha no podía provocar unas humedades tan grandes, y nos explicó por qué estábamos duchando a los vecinos de abajo de gratis.
Cuando acabó, se lavó las manos en el lavadero. Vio que estaba atascado. —Tráeme un trapo—, nos dijo, y nos lo desatascó, así porque sí.
También nos dijo cómo funcionaba esto del seguro: Él pasaría el parte, y el seguro nos llamaría, pero si no nos llamaba en 4 días, era mejor que llamásemos nosotros.
Nuestro segundo protagonista se fue. Resolvió el problema, y en un tiempo aceptable.
Bueno, boquete cerrado y ducha controlada.
Lo que no entiendo es la poca preocupación de la aseguradora por la última milla.
Vamos a ver, si tus clientes tienen un problema, y envías a una persona a arreglarlo, el servicio y las sensación de calidad será la de esa persona.
Puedes ofrecer el mejor precio, la mejor cobertura, la mejor atención telefónica, o el mejor logo.
Pero tu opinión sobre la aseguradora será tu opinión sobre la persona que resuelva tu necesidad.
Cambia «la aseguradora» y «la persona» por la combinación que quieras y es lo mismo.
Se me ocurre esta otra: Tu opinión sobre la empresa de tostadoras será tu opinión sobre la tostadora que resuelva tu necesidad.
Ah, no te he hablado del tercer protagonista. Su apodo sería el pintor agotador.
Por el nombre te puedes imaginar por qué me da pereza hablar de él. Lo atendió mi pareja. Esto fue lo que me dijo por Whatsapp:
Lo dejamos aquí 🙂.
¡Nos vemos!
Pd. ¿Alguien conoce algun modelo de tostadora que pare solo para no quemar la tostada? Si es así, respóndeme a alguno de los emails que te envío desde la suscripción.
Pd2. Te he pillado, no estás suscrito… puedes Suscribirte en esta página de xgonzalez.com